Hola,
soy un monitor de los scouts del Grupo Scout «Hermano Lobo» de Albacete y
quería compartir una experiencia del sábado 21 con todo el mundo. Resulta que
este día teníamos un encuentro formativo con los monitores del resto de grupos
del MSC de Albacete pero, en el lugar en el que nos disponíamos a realizarlo,
El Picazo, sufrió una catástrofe natural leve la noche de antes de nuestra
llegada, digo leve porque gracias a Dios nadie tuvo que llorar la pérdida de
ninguna persona, aunque los daños materiales fueron tremendamente fuertes, por
lo que anulamos nuestro planing original y nos dispusimos a prestar una mano
con la mejor de las intenciones a las personas del lugar.
llegaba a la rodilla, para
llegar al punto de encuentro. El alcalde nos recomendó que ayudaramos a
cualquier tarea, fuera pública o personal de cualquier vecino ya que en todas
partes se necesitaba ayuda. Rápido comprobamos que las zonas más afectadas eran
precisamente las zonas más neuralgicas del pueblo; por donde circulaba la
antigua rambla, que tras el ingente volumen de agua precipitada en las zonas
aledañas al pueblo, quiso recuperar su cauce natural. Por ello nos ofrecimos,
como soldados de primera línea, en la zona más afectada y nos repartimos entre
el centro médico, el colegio, el puentecillo y el polideportivo que estaba algo
más abajo y quedó totalmente inundado, como si fuera una piscina cubierta por 5
cm de agua lodada.necesitaban, poco a poco nos fuimos estableciendo en
cuadrillas para meternos de lleno en algunos negocios, casas, patios y corrales
donde no paramos de anegar agua y barro durante horas, la falta de material nos
complicaba la tarea aunque nosotros, con voluntad, ya no sólo de ayudar si no
de hacer un poco más felices a los desgraciados picaceños, sacábamos agua con
cubos, barreños, a paladas y carretillas. Muchas casas quedaron tan destrozadas
e inutilizadas, que a pesar de estar el día entero ayudando hubo gente que no
pudo dormir en
su propia casa y aunque no tenían tiempo de pararse a llorar las
perdidas, era inevitable observar la desolación que reflejaban sus miradas al
ver como tiraban los recuerdos que durante toda la vida habían guardado con
tanto cariño o pensando cuanto le iba a costar la reparación de los vehículos
que la corriente había arrastrado y dejado encima de muros, o golpeado uno
contra otro.
Cuando
acabaron las tareas públicas más voluminosas, en las que también estaban
trabajando algunos afortunados vecinos que habían librado la ira de la
tempestad, fuimos en pequeños grupos reducidos buscando donde podíamos ayudar,
algunas personas que habían tenido livianos destrozos nos rechazaban en favor
de aquellos que más ayuda.
«Mi experiencia ha sido sensacional.
Me considero un Scout que le encanta servir y poder ayudar a los demás. La
motivación de los scouters y rutas que fuimos al Picazo fue muy alta.
De lo que más me sorprendió de la
gente
del pueblo fue que de primeras les preguntabas y no se creían que
fuésemos a ayudarlos sin ningún objetivo mayor que el de ayudar.
El recibimiento del pueblo, el
agradecimiento y ver con tus propios ojos la felicidad de la gente del pueblo
tras la ayuda es lo que me hace ayudar y servir sin nada a cambio. Que te
agradezcan de corazón algo que haces voluntariamente es la mejor sensación que
existe.»
Javier Contreras Martínez, scouter.
Los
paisanos del Picazo no tenían palabras para agradecer la ayuda de 30 jóvenes
chavales que dejaron sus planes de lado para volcarse en una labor humanitaria
con ellos, al igual que lo hicieron muchas personas de pueblos próximos.
Nosotros como scouts, estamos orgullosos de nuestro servicio y esperamos estar
preparados para extender nuestro brazo a quien necesite una mano, aunque
esperamos que estos aciagos sucesos no vuelvan a ocurrir.
Jesús
Robles Martínez, scouter.